Martes Dec 6 2022 10:01
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Se trata de un fenómeno por el cual la rentabilidad del mercado de valores es notablemente superior durante el mes de diciembre; más concretamente, después del día de Navidad. Por lo general, se define como un aumento en los mercados de renta variable durante los 5 a 7 días posteriores al 25 de diciembre. Sin embargo, algunos inversores lo han estirado para que abarque todo el mes. A esto se le suma que diciembre es el mes con mayor probabilidad de rentabilidad superior con respecto al resto de meses del año. Según datos de Schroders, en el 78 % de meses de diciembre desde el año 1926, se han registrado rentabilidades medias positivas en los mercados de valores de EE. UU., con una rentabilidad superior media del 1,6 %. Sin embargo, aunque una serie de datos muestre que diciembre es, de media, un mes próspero, no significa que la alegría navideña invada los mercados cada año: el rally navideño es un milagro en cierta medida ilusorio cuya llegada esperan los operadores durante la época navideña.
No se sabe a ciencia cierta qué factores causan el rally navideño los años en los que se produce. Evidentemente, la situación política y económica mundial influirán conforme se anuncien novedades y el sentimiento de los inversores empiece a tomar forma ante la llegada del nuevo año. No obstante, con frecuencia se esgrimen determinados argumentos para explicar específicamente el periodo de rentabilidad superior de cinco días previo a Navidad.
El primero es, sencillamente, que los inversores se contagian de la sensación de alegría navideña y se sienten más optimistas con la compra de activos en estos días. Sucede algo parecido a lo que está ocurriendo con el Mundial de fútbol este año: es mucho más probable que la gente opere con más optimismo en el mercado de valores si está esperanzada con otras situaciones en sus vidas. Las investigaciones del Journal of Financial and Quantitative Analysis respalda por completo esta teoría. Según esta prestigiosa publicación, los factores extraeconómicos, como los resultados deportivos, la alegría festiva o el trastorno afectivo estacional, afectan drásticamente al sentimiento de los inversores. Al fin y al cabo, ¡todos somos humanos!
Otra explicación, quizá más empírica, para el rally navideño es que se tiene lugar junto con el reparto de los bonus de Navidad. La inmensa mayoría de personas que obtiene bonus a finales de año —muy acertadamente— no contempla sus bonus en sus presupuestos. Por lo tanto, cuando reciben esta inyección de dinero disponible, deben decidir si gastarlo, ahorrarlo, o invertirlo. Si lo gastan, puede contribuir a aumentar la confianza de los inversores ante el mayor gasto en el sector minorista. Si lo invierten, repercutirá de forma directa en las cotizaciones de los activos adquiridos. Por ello, resulta tentador justificar los rallies navideños por los bonus de fin de año.
El rally navideño también se puede explicar por otros factores, como el reajuste de fin de año de las carteras y los menores volúmenes de operaciones, que favorecen una mayor volatilidad en estas fechas. Sin embargo, puede que el principal multiplicador de los rallies navideños sea el efecto «bola de nieve» del propio rally. Como los inversores son conscientes de la posibilidad de que se produzca un rally navideño, cuando los índices empiezan a reportar beneficios en diciembre, quieren aprovechar esta tendencia emergente y compran esos instrumentos. A su vez, esto aumenta la rentabilidad neta durante el periodo, puesto que los inversores procuran capitalizar sus compras antes de que acabe el rally.
El primer rally navideño del que se tiene constancia es el de 1972; Yale Hirsch lo documentó en su Stock Trader’s Almanac, donde también registró una ganancia media del 1,5 % entre 1950 y 1971. Desde ese primer dato estadístico en diciembre de 1950, el S&P 500 ha registrado un aumento medio en su rentabilidad del 1,6 %. El del año pasado, fue el mayor rally navideño en casi una década: el S&P 500 se disparó un 1,4 % en tan solo 7 días. En el Reino Unido, el FTSE ha registrado beneficios en más del 80 % de las Navidades entre 1985 y 2015, con una rentabilidad media superior del 2,26 %. Históricamente, las probabilidades de que se produzca un rally navideño son altas. No obstante, el pasado solo nos sirve como indicador del futuro, no lo predice.
Como es habitual en los mercados, tendremos previsiones encontradas. Jim Cramer, de CNBC, se muestra optimista con respecto a diciembre, ya que prevé que habrá rallies hasta, al menos, mediados de diciembre. En sus palabras, «este rally podría ir para largo»; en su análisis, Inskip hizo hincapié en la «divergencia alcista» de los últimos meses con respecto al S&P 500. Sin embargo, empresas como Citigroup albergan dudas de que vayamos a ver un rally navideño, sobre todo dada la incertidumbre en torno a la Reserva Federal y a la posibilidad de un cambio de rumbo en la política de subida de tipos. Cuando se celebre la próxima reunión del FOMC (Comité Federal de Mercado Abierto) en los días 13 y 14 de diciembre, sabremos con más seguridad si tendremos o no rally.
Si la Fed se muestra moderada, aumentarán las probabilidades de un rally navideño en 2022, pero aún no ha hecho gala de moderación durante este trimestre. En varias de sus declaraciones públicas, el presidente de la Fed Jerome Powell ha advertido que poner fin el ciclo de ajustes antes de tiempo puede que no sea el mejor modus operandi en adelante. Si la Fed no anuncia ningún tipo de medida de flexibilización, los inversores puede que deban descartar un repunte en diciembre, principalmente porque la probabilidad de que tenga lugar un rally suele ser menor si la rentabilidad fue muy superior durante las Navidades anteriores —y recordemos que, el año pasado, la rentabilidad en diciembre fue muy elevada—. Tan solo esperamos que Powell haga bien sus deberes, puesto que el rumbo de la política será un factor determinante clave para que estas Navidades sean más o menos prósperas.